Arquitectura Consciente: Explorando la Funcionalidad y la Estética en un entorno de diseño colaborativo
Prólogo
Examinamos aquí la visión consciente de la arquitectura, un territorio donde la funcionalidad se fusiona con la estética para dar lugar a diseños que no solo satisfacen la razón, sino que también tocan el alma y elevan el espíritu. Nuestra exploración convergerá en conceptos filosóficos de la belleza por Plotino y Schopenhauer, enmarcando la arquitectura en el contexto de un diseño colaborativo. Revelaremos cómo esta consciente visión de la arquitectura difumina la línea entre la funcionalidad y la esencia estética. Así, el arquitecto se transforma en un curador de experiencias, cuyo trabajo se convierte en un lienzo en el que no solo se interpreta la utilidad, sino que se plasman formas puras de belleza que conectan con el alma, y se presentan como una invitación a explorar las profundidades de lo divino y lo humano. Es un documento abierto al debate y un esfuerzo racional desde un punto de vista de la ingeniería de definir el rol del arquitecto, la arquitectura y del equipo.
La belleza en la arquitectura, uniendo conceptos filosóficos.
Enfoque de Plotino sobre la belleza.
Desde la perspectiva de Plotino, la verdadera belleza en un diseño arquitectónico residiría en la ejecución de la forma ideal, la cual se manifiesta en el equilibrio perfecto entre el propósito funcional del edificio (las necesidades y deseos del cliente), la experiencia funcional, ergonómica, normativa y el deseo estético del arquitecto (la visión del experto y a su vez del artista).
La arquitectura, a través de la mirada neoplatónica plotiniana, debe trascender la simple armonía visual y dar cuerpo a los intangibles, esencias que van más allá de los planos físicos y materiales. Aquí, la belleza de un edificio no radica únicamente en su apariencia visual, sino en su capacidad para conectar con el alma de quien lo percibe, actuando como un puente entre el mundo sensible y el mundo de las ideas o formas puras.
El arte en la arquitectura, entonces, debe ir más allá de la estetización y cumplir una función trascendental y espiritual. Si bien la inteligibilidad funcional, la coherencia con el entorno y las necesidades del cliente son consideraciones importantes, la arquitectura, como manifestación artística, no debería ser solo un medio para cumplir objetivos racionales, sino también una forma de aprehender y expresar lo divino.
La belleza en la arquitectura no sería solo el cumplimiento de los deseos del cliente ni la expresión de los gustos personales del arquitecto, sino la revelación de la forma ideal en la unión estética y funcional del diseño. Esto implica una consideración consciente del entorno, las necesidades del cliente, los cánones estéticos y, sobre todo, la trascendencia metafísica de una belleza esencialmente espiritual.
Tomando como ejemplo la vivienda social, bajo la interpretación de Plotino, aun cuando se requiere un enfoque funcional y de bajo costo en el diseño de viviendas sociales, aún se puede encontrar una forma ideal mediante el uso inteligente de la estética y la funcionalidad. Por ejemplo, los módulos podrían diseñarse de tal manera que inspiren calma y armonía, utilizando formas simétricas y patrones repetitivos. Esto puede lograrse a través de la elección de materiales de bajo costo, pero visualmente agradables y a través del uso creativo de la luz y los colores. Además, se puede buscar formas de incluir elementos de la naturaleza, como la luz solar y las plantas, que pueden añadir belleza y bienestar a las viviendas. Plotino sostendría que, aunque cada unidad es funcional y de bajo costo, debería reflejar una belleza más profunda y universal, conectando con elementos puros como la naturaleza de las plantas o del sol.
Enfoque de Schopenhauer sobre la belleza
Bajo otro enfoque sobre la belleza como el de Schopenhauer, la arquitectura de un espacio, como una escuela, se torna en un medio particularmente vital para diseñar un entorno de tranquilidad y estimulación creativa para los niños.
Las preocupaciones y desafíos que los niños puedan estar experimentando en casa pueden limitar su capacidad de concentrarse y aprender. Un edificio escolar diseñado para ser un refugio tranquilo y una fuente de inspiración podría ayudar a esas mentes jóvenes a soltar esas preocupaciones y sumergirse en su educación.
Se debe considerar no solo el diseño funcional, que puede incluir cosas como una acústica adecuada, una buena iluminación, espacios para el aprendizaje individual y grupal, etc., sino también estéticas que inviten al niño a explorar, soñar y crecer. Los elementos como colores vibrantes, texturas estimulantes e incorporación de la naturaleza pueden contribuir a este fin.
Además, añadir espacios que promuevan la imaginación y la creatividad, como rincones de lectura acogedores, aulas al aire libre, o áreas de arte y manualidades pueden alentar a los niños a explorar y ampliar sus habilidades cognitivas y sociales.
Tomando en este caso como ejemplo el diseño de escuelas y siguiendo los principios de Schopenhauer, la arquitectura de las escuelas puede ser más que solo edificios funcionales; puede ser un refugio que permite a los niños centrarse en su desarrollo personal, social y académico dentro de un entorno seguro y estimulante. Los arquitectos que entiendan y apliquen esta filosofía estarán aportando valor más allá de lo aparente, diseñando no solo espacios educativos, sino catalizadores para el crecimiento y desarrollo de los niños.
Si volvemos nuevamente al ejemplo de vivienda social se diría que una vivienda, incluso una de bajo costo, puede y debe proporcionar un respiro del mundo exterior y facilitar la contemplación y la creatividad de sus habitantes. Esto podría verse reflejado en la inclusión de áreas tranquilas y privadas dentro de la vivienda y del complejo habitacional, con espacios multifuncionales que puedan adaptarse a las necesidades cambiantes de sus habitantes, permitiendo al individuo ser tanto un estudiante, un creador o un pensador en su propio espacio. Además, una atención particular a los aspectos sensoriales del diseño - de los materiales utilizados a la calidad de la luz, al flujo del aire - puede contribuir a un entorno que sea realmente un refugio y que sea percibido como hogar.
Los equipos colaborativos y los valores personales que deben considerar.
El proceso de diseño arquitectónico debe considerarse un esfuerzo colaborativo que incorpora a todas las partes interesadas, con el objetivo final de manifestar la forma ideal descrita anteriormente. En este contexto los arquitectos y las personas que integran el equipo deben poder tener un enfoque personal considerando estas cualidades básicas :
Ser holísticos: La arquitectura requiere un enfoque holístico que tenga en cuenta no solo el diseño del edificio sino su relación con el entorno, la sostenibilidad, las necesidades culturales y sociales, la historia del emplazamiento, etc. Esto requiere que todas las partes trabajen juntas para entender el todo, más allá de sus partes individuales, apreciando que cada detalle tiene un propósito y contribuye a la forma ideal.
Ser curiosos: La curiosidad puede impulsar una exploración más profunda de las necesidades del cliente, las capacidades técnicas y los posibles métodos constructivos. Asimismo, puede llevar a un mejor entendimiento del entorno y su historia. Todo ello contribuye a encontrar diseños innovadores y creativos que reflejen la verdadera belleza.
Ser sociales: El diseño arquitectónico es un ejercicio profundamente social que requiere una comprensión matizada del contexto social y cultural. El diálogo y la colaboración entre el arquitecto, el cliente, y a veces incluso la comunidad local, pueden desembocar en una visión compartida que logra equilibrar los diferentes puntos de vista, necesidades y deseos.
Ser empáticos: La empatía permite al arquitecto entender profundamente las necesidades y deseos del cliente y la comunidad. Este entendimiento puede ayudar a diseñar edificios que no solo sean estéticamente placenteros, sino que también sean funcionalmente eficaces y proporcionen un ambiente acogedor y confortable para sus usuarios.
Ser trascendentes: Al tratar de capturar la forma ideal, la arquitectura aspira a transgredir lo físico y lo temporal. Esto significa que los arquitectos deben esforzarse no solo por crear edificios que satisfagan las necesidades actuales, sino que también se mantengan relevantes y útiles a lo largo del tiempo, y quizás incluso después de que cambien las circunstancias originales.
Ser vulnerables: La vulnerabilidad permite la apertura al cambio, a las críticas constructivas y a las ideas alternativas, fundamentales para que cualquier proceso creativo y colaborativo sea exitoso. En el diseño arquitectónico, la vulnerabilidad puede llevar a diseños que realmente reflejen tanto las expectativas del cliente como la visión del arquitecto, aunando todas las partes en un hermoso reflejo de la forma ideal.
Conclusiones
En última instancia, la arquitectura consciente no se limita a crear edificios; se trata de expresar y moldear la experiencia humana, de tocar el espíritu y conectar con el alma. La belleza es entonces la manifestación tangible de la forma ideal plotiniana, resonando tanto en el arquitecto como en el cliente y la comunidad, sirviendo como puente entre el mundo sensible y el mundo de las formas puras. Siguiendo a Schopenhauer, entendemos que los espacios arquitectónicos pueden ir más allá de su funcionalidad, proporcionando un refugio, estimulando la creatividad y favoreciendo el desarrollo integral. En un entorno de diseño colaborativo, los arquitectos holísticos, curiosos, sociales, empáticos, trascendentes y vulnerables pueden inspirar, desafiar e iluminar, no solo diseñando edificaciones, sino también dando forma a experiencias. Al final, la arquitectura consciente refleja una búsqueda de la trascendencia, un encaje perfecto de la funcionalidad y la estética que, como un delicado equilibrio, brinda al ser humano una comunión profunda y duradera con el mundo y consigo mismo.